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‘Personal Angels' o cómo trabajar cumpliendo todos los deseos extravagantes de los megarricos

Son los asistentes personales de los multimillonarios, encargados de responder a todas sus demandas, por más excéntricas que sean.

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, llegando a una conferencia en Roma con su séquito de guardaespaldas y una de sus 'personal angels' (a la derecha). (Photo by Antonio Masiello/Getty Images)
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, llegando a una conferencia en Roma con su séquito de guardaespaldas y una de sus 'personal angels' (a la derecha). (Photo by Antonio Masiello/Getty Images) (Antonio Masiello via Getty Images)

No son como el común de los mortales, pero los millonarios también tienen sus ‘problemillas’ diarios y es ahí donde entra en juego la labor de los ‘personal angels’. Cuestiones tan poco habituales para la mayoría de nosotros como contratar un avión privado, habilitar un yate para recibir a la familia o cerrar un parque de atracciones entero para que jueguen los niños pueden ser auténticos quebraderos de cabeza para una parte ínfima de la población que requieren de un profesional cualificado capaz de solucionar el inconveniente al instante. Parece broma, pero no lo es. De hecho, existen escuelas especializadas en las que forman a estos ‘ángeles personales’ capaces de gestionar el día a día de quienes tienen el dinero suficiente para contratarles.

Las últimas cifras que se manejan sobre el número de millonarios en el mundo sitúan en 1.709 las personas cuyo rango de riqueza se establece entre los 2.000 y los 5.000 millones de dólares. Unos datos desproporcionados que solo representan a los millonarios menos ricos del grueso de millonarios que existen. A este grupo hay que sumar los 1.003 individuos que acumulan entre los 2.000 y los 5.000 millones de dólares; los 311 con, entre 5.000 y 10.000 millones de dólares; los 156 que amasan entre 10.000 y 50.000 millones de dólares y los 15 cuyo patrimonio asciende a más de 50.000 millones de dólares. Como dato anecdótico, la persona más rica del planeta, según la revista ‘Forbes’, es Elon Musk. A comienzos de 2024, la fortuna del dueño de X, antigua Twitter, ascendía a 251.300 millones de dólares, seguido del empresario francés Bernard Arnault, presidente del conglomerado de firmas de lujo LVMH, con 200.700 millones de dólares.

Detrás de estos nombres famosos, de presidentes de empresas y países y de tantos otros megarricos desconocidos se esconden los ‘personal angels’. Se trata de asistentes personales cuya función principal es facilitar la vida a sus empleadores, haciendo que todo lo que tiene que ver con su cotidianidad y deseos funcione tal y como ellos disponen. Son su mano derecha y sombra, con un sentido del servicio que no entiende de horarios, geografía ni caprichos, por más excéntricos que resulten. Lo mismo tienen que organizar unas vacaciones de ensueño al otro lado del mundo, como ir a recoger un encargo a una tienda, llenar el depósito del carro de lujo de su jefe en la gasolinera más cercana o ir a llevar a sus hijos al colegio. También tienen que ser diestros en la gestión de propiedades (en general, los millonarios tienen varias casas que hay que mantener en orden, asegurar que estén limpias, dirigir al personal de servicio que trabaja en ellas, pagarles su sueldo, etc, etc, etc), así como conocer el funcionamiento interno de las diversas parcelas que configuran el mercado de lujo. Por ejemplo, el de las obras de arte. Siempre está la posibilidad de que el cliente quiera hacerse con una pieza exclusiva y haya que trasladarla de un país a otro una vez adquirida, con todo lo que ello supone en términos de logística y legislación. En definitiva, son personas que tienen que saber desenvolverse en un mar repleto de posibilidades inimaginables donde el dinero nunca es una barrera.

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La discreción es otro punto no negociable de la labor de los ‘personal angels’, que queda reflejado en los extensos contratos de confidencialidad que están obligados a firmar si quieren trabajar mano a mano con la élite de la élite. Estos asistentes son custodios de las cuestiones más privadas de los multimillonarios que, en ningún caso, se exponen a que sus asuntos íntimos puedan quedar expuestos por una mala relación laboral.

Los ‘personal angels’ son perfiles tan demandados que, en los últimos años, han surgido centros educativos con el propósito de profesionalizar su función. Uno de ellos es The Lifestyle Institute, de Alberta La Grup, una empresa con sede en la ciudad española de Barcelona dedicada a la gestión de estilos de vida de lujo. La escuela, la primera en su especie en Europa, ofrece un posgrado de 288 horas lectivas de cara a formar personas capaces de “simplificar” la vida a los megarricos y dar salida a todas sus demandas. “Ninguna petición es demasiado difícil, nada es imposible. La lista de servicios que ofrece un ‘personal angel’ es ilimitada, al nivel de la imaginación de sus clientes. No solo atiende todos los aspectos de su vida diaria. También es capaz de anticipar sus necesidades y las de su familia para que el cliente se pueda enfocarse en lo verdaderamente importante para él”, especifican desde su página web.

Entre las temáticas que se estudian en este instituto, está la de entender el mercado del lujo, como ejercer de ‘coaching’ personal, habilidades de gestión o gestión de ‘celebrities’. Todo con el objetivo de entender cómo piensan los multimillonarios y ponerse en sus zapatos, aunque solo sea por unas horas... Para que nos hagamos una idea del coste que implica convertirse en un ‘personal angel’, en 2022, el precio de este posgrado ascendía a los 9.332 dólares. Una inversión inicial que, en principio, se ve revertida con creces. De acuerdo con varias fuentes, el trabajo de un asistente personal de este tipo no cobra menos de 43.000 dólares anuales.

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