El efecto fantasmagórico Fata Morgana sigue fascinando a sus privilegiados espectadores

Es un fenómeno que engaña a los espectadores que creen ver barcos voladores, ciudades flotantes y castillos en el aire

El Fata Morgana engaña a la vista y le hace ver objetos que vuelan sobre el mar (Foto:Getty)
El Fata Morgana engaña a la vista y le hace ver objetos que vuelan sobre el mar (Foto:Getty)

Fata Morgana es el nombre de la hermanastra hechicera del mítico rey Arturo. La leyenda cuenta que ella se encargaba, entre otras maldades, de crear visiones de castillos y ciudades sobre el agua para engañar a los marineros haciéndoles creer que estaban cerca de la costa para que saltaran confiados al agua y encontraran una muerte segura.

Las visiones siguen existiendo en la actualidad y ahora se usa el término fata morgana para hablar de un efecto óptico, un espejismo.

Hoy en día se sabe que estos castillos, ciudades y barcos que "vuelan" sobre el agua no son productos de los embrujos de una "fata" -que es el significado de hada en italiano- sino de un fenómeno que se produce cuando diferentes densidades de aire convergen y doblan los rayos del sol que caen sobre determinadas superficies.

La costa sur de Italia es uno de los lugares del mundo en el que más se han reportado avistamientos del efecto fata morgana y a las ya múltiples leyendas que rodean a esta área geográfica se suman las que se han creado alrededor de esta maravillosa ilusión.

Bajo las condiciones climáticas adecuadas en las que el fenómeno óptico refracta la luz, los viajantes creen ver que la costa siciliana se mueve con todo y sus edificaciones.

Pero la magia de Morgana también ha llegado a otras latitudes que incluyen España, Noruega, Nueva Zelanda, China, Japón, Estados Unidos, Canadá y México.

Para nadie es un secreto que los cambios de temperatura generan diferentes tipos de reacciones en la tierra, algunas fuertes y devastadoras como los tornados y huracanes, otras llenas de magia y brillo como el espejismo del oasis en el desierto y los fantasmagóricos fata morgana.

En cualquier caso, todas tienen explicaciones científicas aunque cientos de años atrás se atribuían a los caprichos de dioses, hadas o demonios.

Los rayos de luz se doblan por aire extremadamente denso y distorsionan las imágenes (Foto:Getty)
Los rayos de luz se doblan por aire extremadamente denso y distorsionan las imágenes (Foto:Getty)

La ciencia explica que este efecto se produce cuando los rayos del sol que atraviesan la atmósfera de forma recta se encuentran con masas de aire un poco más densas lo que causa un desvío de la trayectoria que curva esos rayos. Se trata del fenómeno de refracción y es lo que causa las ilusiones ópticas.

Bajo este fenómeno, los rayos de luz se doblan por aire extremadamente denso atrapados por capas que se alternan de calor y de frío. Lo que pasa entonces es se produce este raro espejismo que lleva a los espectadores a confundir la verdadera ubicación de un objeto distante y que lo vean de forma distorsionada o repetida en formas extrañas.

Se dice que la posición real del objeto dependerá de la interpretación de quien lo vea.

Al fata morgana se le conoce como un "espejismo superior" porque la luz de los objetos se desvía hacia abajo y en la distancia dan la impresión de que se encuentran a una altura superior a la que en realidad están y por eso los barcos parecen flotar o volar.

En el horizonte se ve una ciudad cercana, se ve una montaña, se ve un castillo y eso es porque la distorsión causada por esa refracción es horizontal y vertical.

Por el contrario, el espejismo inferior se produce cuando es la superficie la que está muy caliente y la luz que cae del cielo está más fría lo que da la impresión de que hay agua sobre el suelo. Es común verlo en el asfalto o en el desierto ardiente.

El efecto fata morgana llevó a antiguos cartógrafos a dibujar islas y ciudades que nunca existieron al creer en las narraciones de los viajeros víctimas de la ilusión óptica. Se desconocen cuántos viajes se iniciaron en la búsqueda de esos destinos fugaces que se fueron volando con el viento cálido.

Esto quiere decir que aunque era un efecto óptico, llegó a tener consecuencias reales con la creación de mapas, con el emprendimiento de aventuras, y con la decisión de saltar al agua al creer que la orilla estaba más cerca de lo que estaba.

Uno de los lugares en los que más se presenta el fenómeno es el Estrecho de Mesina, una pequeña franja de tres kilómetros que separa las regiones italianas de Sicilia y Calabria, una zona llena de historia, de maravillosos mitos y leyendas.

En tiempos antiguos, navegar por el Estrecho de Mesina era hacer un recorrido riesgoso por causa de las corrientes marinas rápidas e irregulares y vientos violentos y encontrados. Estas complicaciones eran interpretadas por los viajeros como obstáculos que dioses o magos ponían en el camino.

Y si a estos enfrentamientos de vientos y mares rebeldes se suma el efecto fata morgana, pues entonces no cabía dudas de que se trataba de una zona encantada y tomada por poderes sobrenaturales.

En días despejados de agosto y septiembre, cuando el sol pega con más potencia, se han reportado más avistamientos del fata morgana en el Estrecho de Mesina y los espectadores tienen la sensación de que pueden saltar directamente de Sicilia a Calabria o viceversa.

Se cree que fueron los normandos, que en el siglo XI conquistaron la Italia meridional y establecieron el "reino de Sicilia", quienes empezaron a llamar fata morgana al espejismo del Estrecho de Mesina.

Y los normandos, como vikingos que eran, al recorrer buena parte del mundo trasladaron el nombre de este "hechizo" a otros avistamientos fantasmales en mares en los que no se conocía la mitología celta y mucho menos al hada Morgana.

Según una versión normanda de la leyenda artúrica, el rey Arturo se había enamorado de Sicilia y ahí levantó un palacio, mientras que Morgana habría construido un castillo de cristal en el mar del Estrecho de Mesina.

La leyenda permitía explicar muchos de los fenómenos que se producían en el estrecho: Un fondo de mar habitado por el hada Morgana, alumna del mago Merlín, que lanzaba todo tipo de hechizos a quienes transitaban esos tres kilómetros que separan Sicilia de Cantabria.

Contaban los normandos, que Morgana se divertía burlándose de los desafortunados pescadores y marineros que pasaban por el estrecho, ya sea con espejismos, con mareas o con vientos.

Otra explicación que le daban muchos de los antiguos navegantes a la aparición de barcos flotantes era confirmar que la leyenda del Holandés Errante, esa que cuenta que a mediados del siglo XVII el capitán Hendrick van der Decken hizo un pacto con el diablo para que su barco fuera veloz e invencible.

Sin embargo, una terrible tormenta lo impulsó a retar tanto al diablo como a dios y como castigo - no se sabe de cuál poder- fue condenado a nunca llegar a puerto, ni conseguir descanso.

Entonces, a lo largo de los siglos, el fantasmal barco ha intentado llegar a casa, pero mientras más se acerca al puerto, más parece alejarse.

En octubre de 2015 se hizo viral un video en el que se veía lo que parecía ser un grupo de rascacielos que se elevaban por encima de las nubes en la ciudad china de Foshan.

Era un fata morgana, pero en su momento se lanzaron teorías sobre universos paralelos o planes secretos de la NASA para escenificar una segunda venida de Jesús.

En febrero de 2020, los visitantes de la playa Gavà de Barcelona se quedaron maravillados al presenciar la visión de una ciudad flotando en el mar.

Se trata de una costa desde donde pueden ser vistos grandes buques de contenedores que bajo las deformaciones del fata morgana se convierten en ciudades flotantes.

En las costas de Escocia se observó un inmenso buque petrolero flotando en febrero de 2021 sobre las aguas de Bannf, Aberdeenshire.

Uno de los avistamientos más recientes ocurrió el pasado abril en una playa de El Pinet en Alicante con la Isla de Tabarca fantasmal en el horizonte.

Existe un proyecto para construir un puente en el Estrecho de Mesina, una idea que tiene años siendo presentada por distintas administraciones italianas y que nunca se ha podido concretar.

Y aunque se desconoce si una construcción como esta pudiera afectar el efecto fata morgana, muchos de quienes se oponen a esta gran obra de ingeniería argumentan que las aguas de esta zona son tan fuertes y turbulentas que arrancan las algas del fondo marino y las corrientes cambian cada seis horas.

Además, se trata de un área sísmica que fue escenario de un fuerte terremoto de 7,1 grados en el año 1908 que acabó con la vida de más de 100.000 personas y causó tsunamis que afectaron las cosas de las dos regiones.

Así que, es poco probable que quienes creen que el hada Morgana sigue viviendo en las profundidades de estos mares, se aventuren a movilizarse en un puente sobre sus dominios.

Fuentes: Meteorología en Red, National Geographic, Strettoweb, Cultura Colectiva, CNN, La Vanguardia